EL SAN PACHO:

UNA MUESTRA DE NUESTRO SINCRETISMO CULTURAL

Por: Mariana Perea Urrea

Audiovisual: Unidad Creativa

Cada septiembre las orillas del majestuoso río Atrato se convierten en el escenario de una celebración que trasciende el tiempo, la fe y la geografía: las Fiestas de San Pacho, en Quibdó. Declarado en 2012 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, este evento es una expresión viva de nuestras raíces mestizas al honrar el encuentro entre distintos mundos.

Durante casi un mes, entre el 20 de septiembre y el 5 de octubre, la capital chocoana se transforma en un escenario en el que conviven la devoción franciscana,la música de chirimías, el color de los disfraces y el encuentro comunitario. San Pacho es la identidad colectiva de un pueblo que encontró en la fiesta, una forma de reafirmar su fe, su devoción, pero, sobre todo, su identidad.

Entre la evangelización y el mestizaje cultural

Según los estudios académicos sobre las Fiesta de San Pacho, la historia de esta celebración se remonta al siglo XVII, cuando los franciscanos llegaron a la región del Pacífico colombiano y, junto a los pueblos indígenas del territorio, organizaron procesiones en honor a San Francisco de Asís. La devoción pronto fue apropiada por las comunidades africanas esclavizadas que trabajaban en las minas de oro, quienes encontraron en el santo un símbolo de protección y de encuentro espiritual.

A lo largo de los siglos, esta celebración fue creciendo al combinar las enseñanzas franciscanas con elementos de las culturas afrodescendientes e indígenas. El resultado fue una expresión única de sincretismo cultural: instrumentos de origen africano como los tambores dialogan con vientos europeos en la chirimía, mientras que el teatro religioso español inspira los disfraces y comparsas que hoy llenan las calles de Quibdó.

De esta manera, San Pacho cuenta una historia de encuentros entre mundos diversos, que encontraron en una fiesta religiosa la mejor manera de amalgamarse en sus diferencias: la bandera de cada barrio franciscano, las balsadas sobre el río Atrato, los cantos de alabaos y los arcos decorados con pasajes de la vida del santo son manifestaciones de un patrimonio que resiste el paso del tiempo.

Un patrimonio que atrae al turismo cultural

En 2012, la Unesco declaró a las Fiestas de San Pacho como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Esto resalta la importancia histórica y simbólica de estas celebraciones, además de reconocer su rol primordial en el fortalecimiento del interés turístico en la región. Viajar a Quibdó en estas fechas es sumergirse en un carnaval de espiritualidad, arte y tradición.

Los visitantes pueden disfrutar, entre otras cosas, de la ‘Feria del rescate cultural chocoano’, con sus muestras de artesanías, peinados tradicionales, instrumentos musicales y platos típicos como el encocado de pescado o el arroz clavado. Y los desfiles de comparsas que reúnen a miles de personas en una muestra de creatividad popular, llenan de color las calles de la ciudad durante un mes. Así, las carrozas y disfraces se convierten en narraciones colectivas sobre el pasado y el presente del Chocó.

San Pacho ofrece a los viajeros un aprendizaje profundo: comprender cómo el encuentro entre los mundos amerindio,africano y europeo dio forma a una identidad cultural única que se mantiene viva en el día a día de una ciudad que celebra la vida.

Estas fiestas son, en esencia, un viaje a la diversidad. Sus sonidos, colores y sabores hablan de la fortaleza de un pueblo que encontró en la celebración un lenguaje para expresar sus dolores y alegrías, su memoria y sus sueños.

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