Colombia puede ser
ejemplo mundial
de turismo responsable
Por:
Sarah Ávila Chacón
El turismo responsable como una necesidad
El término "turismo responsable" ya no es una opción marginal, sino una necesidad urgente. Esta perspectiva turística no solo busca preservar los paisajes naturales o las tradiciones culturales, sino que entiende al sector desde la responsabilidad ética y social. Colombia, un país marcado por una diversidad biológica y cultural que pocos lugares en el mundo pueden ofrecer, tiene en sus manos una oportunidad única: construir un modelo turístico que sirva como ejemplo para el resto del planeta.
En este sentido, el Manual de buenas prácticas de turismo responsable, elaborado por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, establece lineamientos claros para evitar la explotación de menores, proteger el patrimonio cultural y natural y fomentar el respeto hacia las comunidades locales. Pero la verdadera cuestión radica en cómo esta normativa se implementa en la práctica.
Colombia es un país que, aunque cargado de historia y belleza, aún enfrenta grandes desafíos en cuanto a la explotación infantil, el tráfico de fauna y flora y la violencia en algunas de sus regiones. Por lo tanto, el turismo debe ir más allá de los paquetes turísticos y convertirse en una herramienta de transformación social, económica y cultural. La conciencia de lo que significa viajar de manera responsable debe calar en todos los niveles: en los prestadores de servicios turísticos, en los viajeros y en las políticas públicas.
En la última década, Colombia ha dejado de ser un destino por descubrir en América Latina. El país se ha convertido en un destino clave para turistas nacionales e internacionales, por la belleza de sus paisajes en los cuales se mezclan montañas, selvas, playas y una gran diversidad cultural. Sin embargo, en medio de este auge turístico, surge una pregunta fundamental: ¿cómo estamos viviendo y disfrutando de esta riqueza?
El turismo es una de las industrias más poderosas del mundo y Colombia no es la excepción. El número de turistas internacionales ha aumentado significativamente en los últimos años, especialmente en ciudades como Bogotá, Medellín y Cartagena. Un hito importante para la realidad nacional fue que en 2024 se recibió al turista número 6.2 millones, un hecho que ejemplifica el buen momento que vive el sector.
Sin embargo, la verdadera pregunta no es cuántos turistas pueden entrar, sino cómo se asegura que su presencia beneficie realmente a las comunidades locales y al medio ambiente.
Una experiencia transformadora: el reto de Colombia
Para que el turismo responsable en Colombia realmente sea una fuerza positiva, es necesario cambiar la narrativa. El turismo no debe ser un negocio que solo busca números, sino una oportunidad para conectar, educar y transformar. La razón por la que los turistas eligen Colombia, más allá de la oferta de sol, mar y fiesta, debe estar centrada en experiencias que respeten y valoren la biodiversidad, la cultura y la historia colombiana.
El país ya está comenzando a ver los frutos de perspectivas más responsables. En ciudades como Medellín se ha implementado el proyecto ‘Turismo responsable y seguro’, que busca impulsar un sector que respeta los derechos humanos y el medio ambiente. Por su parte, en Cartagena la promoción turística responsable ha permitido que los visitantes disfruten de los atractivos de la ciudad manera ética y sostenible, sin contribuir a la explotación sexual infantil o al daño ambiental.
Sin embargo, la clave está en la educación y en la implementación real de estas iniciativas. Las políticas públicas deben ser reforzadas con programas de sensibilización que impacten a los actores turísticos, a los habitantes de los destinos y a los turistas, de manera que todos entendamos que Colombia es mucho más que un destino: es un compromiso con el planeta
La importancia de la colaboración interinstitucional
El turismo responsable también requiere la colaboración entre los distintos actores del sector: gobiernos, empresas, comunidades y turistas. El convenio entre la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito y el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo ha sido un paso importante en la lucha contra la trata de personas y la explotación infantil. De igual manera, las alianzas con entidades como la Unión Europea y la Asociación Nacional de Industriales (Andi) están fomentando una actividad turística que sea al tiempo sostenible y una oportunidad para que las comunidades puedan dinamizar sus economías locales.
A medida que el turismo crece, se deben garantizar prácticas que permitan generar ingresos para contribuir al bienestar de las personas, que respeten los derechos humanos y que protejan los ecosistemas. Esto implica un cambio profundo en cómo percibimos el turismo, un cambio que se traduzca en políticas públicas, en la formación de prestadores de servicios turísticos y en la educación de los viajeros.
Colombia: el futuro del turismo responsable
La pandemia de Covid-19 nos mostró que la sostenibilidad y el respeto por el entorno son más importantes que nunca. Colombia tiene el poder de liderar un modelo de turismo que brinde herramientas de reconciliación, educación y respeto por el planeta.
Como país, Colombia está construyendo una nueva narrativa, donde el turismo se convierte en una forma de proteger lo que nos hace únicos: nuestras comunidades, nuestra biodiversidad y nuestro patrimonio cultural. Es hora de dejar atrás el turismo de masas, irresponsable y destructivo, y abrir las puertas a un turismo que, lejos de ser invasivo, sea un acto de amor y respeto por lo que somos y por lo que podemos ser.
Es posible. Lo estamos logrando. Pero aún queda mucho por hacer.